Las declaraciones del Bocha Batista: ¿Convicción o desconexión con la realidad de juego?

Venezuela sueña con el Mundial, pero su DT genera debate

A 45 días de disputar las últimas dos fechas de las Eliminatorias Sudamericanas rumbo al Mundial 2026, el seleccionador nacional Fernando Batista ofreció unas declaraciones que no pasaron desapercibidas en la opinión pública.

“Vamos a ir a ganar el partido ante Argentina, iremos con lo mejor que tengamos ese día”, afirmó el DT en rueda de prensa, con una postura firme. Incluso fue más allá:

“Tenemos opciones matemáticas de clasificar directamente al Mundial, la meta es ir a ganar ambos partidos”.

¿Qué dice la tabla y qué rivales le quedan?

Con 18 puntos en 16 partidos, Venezuela marcha séptima en la tabla. Por delante tiene a Colombia (22), Paraguay (24), Uruguay (24), Brasil y Ecuador (25). En la Fecha 17 visitará a la líder Argentina en Buenos Aires y cerrará en Maturín frente a Colombia, un rival directo por los cupos.

Las matemáticas lo permiten, pero el reto es mayúsculo.

“Presión alta y posesión”: ¿idea o ilusión?

Más allá del optimismo, Batista también dejó algunas definiciones tácticas que causaron ruido:

“A mí me gusta que mis equipos presionen, que jueguen en zona 3 (campo rival), que tengan la pelota… Venezuela tiene como característica el juego de transición, pero quiero que sea un equipo que presione alto y domine desde la posesión.”

Estas palabras, sin embargo, contrastan con lo que Venezuela ha mostrado en cancha durante esta Eliminatoria. La Vinotinto ha sido un equipo más reactivo que protagonista, con escasos tramos de presión alta sostenida y sin superioridad en posesión en ninguno de sus partidos. Incluso ante rivales accesibles en papel, ha priorizado el orden defensivo por encima de asumir riesgos en campo rival.

Existe una idea, pero una ejecución aún lejana

La propuesta del Bocha suena moderna, ambiciosa y alineada con las tendencias actuales del fútbol mundial. Pero la pregunta que muchos se hacen es si esa intención se ha plasmado, al menos parcialmente, en el campo.

Por ahora, los números y el juego dicen otra cosa.

Las palabras de Batista pueden entenderse como una inyección de confianza o una forma de proteger internamente a su grupo. Pero en lo estrictamente futbolístico, el contraste entre lo que dice y lo que se ve genera ruido. La Vinotinto tiene una última oportunidad de cambiar el guion… y quizá, sorprender al continente.